Tanto esperar sin obtener a cambio. Tanto dudar sin escuchar respuestas. Tanto saltar sin un colchón en que caer. Tanto arriesgar sin llevar arnés. Tanto besar sin mezclar salivas. Tanto dolor sin que nadie lo calme. Necesito descansar. Tantas cosas me suceden en tan poco tiempo que necesito que alguien me escuche.
Tanto esperar para llegar a esto. Tanto dudar para que sea cierto. Tanto saltar para que tú me cojas. Tanto arriesgar para que tú me agarres. Tanto besar para que tú regreses. Tanto dolor para que desaparezca. Necesito descansar. Tantas cosas me suceden en tan poco tiempo que necesito que tú me escuches.
Y ya lo hiciste. Y hablamos. Y lo solucionamos. Tanto desearte para querernos tan sólo para gozo. ¡Qué alegría! Y lo hablamos. Y me dijiste lo que sucedía. Intentabas protegerme. Pensabas de mí algo que no era cierto. Todo el mundo lo piensa y yo siempre me defiendo diciendo que no es cierto. Porque no lo es. Y ayer te lo dije. Y te reíste. «Si es así no hay problema» dijiste. Y si te veo te beso. Y si me ves me besas. Y si nos vemos nos besamos. Y disfrutamos. Porque es así. Nada más puede pasar y, como ya te confesé, aunque pudiera, yo no querría. Sin embargo, tú sí querrías. Me dijiste por fin que me querías, pero si no puede ser, mejor tragárselo, ¿no?
Yo te quiero, tú lo sabes. Mas no como tú pensabas. Mas no como todos piensan. Tanto no. Cierto es que lo pasé mal. Más cierto aún que sufrí. Pero sufría porque desaparecías. Sufría porque no sabía lo que tú pensabas. Ahora ya está. Sé lo que sientes. Sé lo que piensas. Sé lo que siento. Y sé lo que pienso. No hay más.
Ningún lazo que nos ate. Ningún yugo que nos ahogue. Ningún amor que nos arrebate la libertad. Si algo hay que nos unió tanto tiempo, creo eso fue la amistad. Demostraste una vez más que me apreciabas también. Mas no quiero más lazos. Quiero sentirte cerca, pero no atado. Quiero besarte cuando te vea, pero no sufrir cuando estemos alejados. Lo lograremos. Sé que sí. Lo lograremos. Sí.
Foto: «Cuéntame», por Caótica