Cuando llueve. Cuando sale el sol. Cuando las hierbas se secan y la tierra se resquebraja. Cuando renacen los campos y el agua vuelve a su cauce. Cuando sus besos se escapan y cuando regresan. Cuando él desaparece. Y vosotros no. Cuando corremos para refugiarnos de la lluvia. Cuando salimos para tomar el sol. Cuando nos quemamos. Cuando nos mojamos.

Cuando saltamos para tocar el cielo. Cuando nos agachamos para desear el infierno. Cuando la mala suerte se apodera de nosotros y corremos en busca de un pedazo de esperanza perdido en una tierra habitada por seres reales que viven de fantasías, por seres preocupados por su vida, pero preocupados aún más por la nuestra. Esa tierra tiene un nombre mágico. Un nombre que se pronuncia con una vocal abierta, seguida por una nasal, una vocal sonriente, una alveolar, seguida por una dental con una vocal abierta y una dental nueva y suave: AMISTAD.

Cuando el corazón se rompe lo encajáis de nuevo como un puzzle. Cuando los ojos se inundan y el infierno nos invita, vamos juntos. Y una mano resurge desde arriba, inmune a toda llama, y nos agarra. Y nos saca de allí. Y el día se aclara. Y el abismo desaparece. Y estáis ahí. Y sois vosotros. Y saltáis conmigo. Y os miro. Y sois vosotros.

Foto: «Riiiiiing», por Caótica