Sentimientos que resurgen. Sentimientos que desaparecen. Sentimientos que corren, saltan, nadan, duermen y explotan. El dolor se desvanece y aparece la locura. Las nubes que cubren mi cielo se descargan poco a poco. Llovizna. Llueve. Y aparece el arcoiris. Los sentimientos se van con las nubes. Les piden permiso. Quieren huir. Sólo se quedan conmigo unos pocos. Se aclara el día. Crece la hierba. Resurgen los colores de la madre naturaleza.
Pérdidas que dejo de lamentar y acaricio otras nuevas. Llegadas inesperadas que me producen demencia. Sí. Es tu ausencia. Porque el olor a tu lluvia inunda mis pulmones. Sonrío. Sí. Moriría tan a gusto ahogada por tu agua. Mas deja de llover. El arcoiris regresa. Y salto. Salto. Me pierdo en la hierba. Me tumbo. Ruedo. Giro. Y río.
Los sentimientos se fueron con las nubes. Me abandonaron. Ahora sólo me queda un beso. El primer beso. Los sentimientos se fueron. Se ven nubes a lo lejos. No son negras, no, qué va. Son verdes. Verdes de esperanza. Verdes. Nubes verdes. Nubes. Sentimientos. Los sentimientos van unidos a las nubes. Aquellos sentimientos huyeron al lado de las nubes negras. Pero ahora vienen nubes verdes de esperanza. ¿Sentimientos? Quizá. Sentimientos de esperanza. No lo sé. Sentimientos. Nubes. Verdes. No lo sé. Sentimientos. No lo sé. Quizá. Tal vez.
Foto: «Copa», por Las Heras