Hanging on the telephone

Mirando y mirando una vez más. Releyendo todo aquello y esperando algo nuevo. Aquellos mensajes de móvil. Aquellos mensajes de hace más de un año. ¡Quién lo diría! Más de un año. Y yo sigo aquí. Esperando. Esperando más. Que vuelvas a escribir cosas como aquellas. Tan bonitas. Pero no.

A su vez, camino intentando no volver la vista atrás. Porque duele. Duele el corazón. Cada vez que recuerdo todo aquello me oprime el pecho y llora mi corazón. No quiero mirar atrás. Camino hacia delante, pero mirando el móvil. A veces siento el impulso de borrarlo todo. De quemarlo todo y reducirlo a cenizas. Así no quedará nada. Recuerdo, sí, pero nada más. Y los recuerdos desaparecen poco a poco. Es difícil olvidar teniendo un puente hacia el recuerdo al alcance de la mano. El teléfono es ese puente.

Sin más. Borraré aquellos mensajes algún día, ¡quién sabe! Tal vez. Tal vez cuando me enamore. Y tú ya no seas necesario. Y todo se olvide. Sí, tal vez cuando eso suceda, tenga el valor de derrumbar el puente hacia mis recuerdos. Sí, tal vez. Pero, ¿sabes? Ahora mismo sólo puedo decirte una cosa: Eres necesario, pero nunca imprescindible.

Foto: «Hanging on the telephone», por Caótica