Libertad, que te acercas sonriendo, inocente, ingenua. Ajena a todo lo que te rodea. A todo aquel que pretende atraparte.
Libertad, que caminas tranquila por la senda de la verdad. Tú, que caminas, y no corres.
Libertad, que mueres con la codicia, el poder y la intolerancia.
Libertad, no dejes que te callen nunca. No permitas que te capturen. ¡Vuela! No dejes que te subyuguen y te priven de pensar. Libertad, no ceses de buscar la verdad, escondida entre mentiras y traiciones. Que no te prohíban encontrarla.
Libera a todos los prisioneros de la cobardía y el poder, a todos aquellos que no pueden pensar sin morir asesinados por la incultura y la codicia, por la ignorancia y la represión.
Libera a aquellos que murieron por ansiarte y buscarte, libertad. A aquellos que no se resignaron a perderte y ver cómo te alejabas para siempre de sus vidas. Libertad, libéralos ahora, que ya va siendo hora, porque si alguien ha habido en la historia asesinado por pensar y luchar por ti, por lo justo… fueron ellos. Entre 1936 y 1975 se te buscó como nunca en la historia. Sí, ellos te buscaron. Y murieron por buscarte. Libéralos ahora. ¡Libéralos! A ellos y a quienes a día de hoy luchan por ti en el mundo. Libéralos tú, porque las armas no liberan, sólo matan. ¡Libéralos, libertad!
Foto: «Libre», por Bumeran