No recuerdo vientos,
terremotos ni volcanes,
que pudieran ahora mismo
en tristeza superarme.

Mi corazón ya no late,
sólo golpea paredes,
y se arrastra por los suelos
cuando recuerdos le invaden.

Hace tiempo se perdió
en caminos del amor,
y aunque éste ya no le quiere,
ya no encuentra solución.

Un diablo arruinó su vida,
le envenenó con su olor,
se rió hasta que no pudo,
y se fue, y no volvió.

Mi corazón ya no ríe
desde aquella declaración,
comentarios sin sentido
que hieren sin intención.

No supe reaccionar con perdón,
me dolió y me fraccionó:
por un lado te llamaría,
por otro te mataría.

Así que, sin obedecer a las dos,
mi razón es imparcial:
ni te llamo ni te mato,
te ignoro y ya está, sin más.

Tampoco es novedad, mi vida,
tú me ignoras a menudo,
sólo deseo pagarte
con tu misma medicina.

Pero me duele, no creas
que tan fácilmente olvido,
me dolió y sigue doliendo,
y dolerá siempre, temo.

Y es que no entiendo porqué,
si tu vida en parte diste,
si la mía yo te di…
con todo lo que te quise.

[Tú sabías como nadie
que te amé sin condición,
con pasión y con calor,
y te di mi corazón.]