Una espiral. Como una espiral que no tiene final. Un mareo constante. Consciente de que no va a acabar en ningún sitio, y consciente de que, aunque llegara a algo de eso que llaman relación convencional, no terminaría bien. Consciente de todos los errores, no por ello malos. Simplemente errores. Consciente de todo ello, me encuentro en una espiral, pues soy incapaz de olvidar, de poner punto y final.
Rabia, felicidad, tristeza, impotencia… Una marea de sentimientos dentro de mí, cada uno en una parte del camino. Porque no puedo olvidarte, aun sabiendo que nunca será y que, de ser, no funcionará. No puede acabar en nada al final.
¿Por qué? ¿Por qué con tantas razones en mi conciencia, que son suficientes para poner fin a esto, mi subconsciente me ignora?
Es un remolino sin principio ni fin. Si hubiera un principio podría dar media vuelta y salir por ahí. Pero no. Estoy en una estrecha espiral sin ningún motivo. Yo, que siempre he sido tan racional, ¿por qué no puedo salir, si precisamente por razones no debería estar aquí? Estoy reducida al absurdo. Haciendo o no haciendo no se llega a nada. Es como un vacío. Un negro vacío al que llega la espiral.
PD: Un texto del 23/06/12