En la oscuridad de la noche, cuando la luna me arropa entre las sábanas, atisbo tu mirada una vez más, y en medio de mi tristeza me consigues animar.
Y sonrío, y me despojo de mis penas por un segundo, y no deseo otros labios, ni otros ojos, ni otro amor.
Pero es un sueño, no más, escondida en mi rincón, tu mirada se me va, desaparece una vez más. Y me pierdo, y me echo a llorar, y no quiero salir, sólo ansío esperar, agarrarme al colchón y no salir de la cama hasta despertar de esta absurda realidad, hasta que aparezcas de verdad…
Que viajemos a nuestro mundo, que descubramos que esto no es real, que las desgracias no están, que yo no besé otros labios un par de días atrás, que tu alma y la mía nunca dejaron de conectar. Que no hay nada más que esperar, que el día acaba de llegar, el sol no deja de brillar, y entre susurros de amor de nuevo me prometes que nunca me dejarás.
Y esta es la realidad, en mis sueños permanecerás hasta el día en que me tenga que marchar, porque tus palabras nunca nos lograron separar, y tus besos no me dejaron de enamorar.