Daesh

Son muchas las fuerzas que combaten en la guerra civil siria, lo que lleva a las sociedades occidentales a una confusión importante. No existen dos bandos, y dentro de los que son, las diferencias no son pocas. Por un lado se encuentran las fuerzas leales al gobierno de Bashar Al-Assad: las Fuerzas Armadas de Siria y algunos grupos armados, como la Brigada Al-Abbas, el libanés Hezbolá o el Frente Popular para la Liberación de Palestina- Comandancia General. Por otra parte encontramos a la oposición oficial apoyada por Occidente, formada por la Coalición Nacional Siria, que incluye al Ejército Libre Sirio y a otros grupos armados, como el Frente Al-Nusra. Por si fuera poco, el conflicto del Kurdistán también está presente en Siria, a través de grupos como las Unidades de Protección Popular (YPG). Y, finalmente, el Daesh (Estado Islámico) hizo su irrupción en 2013 y se encuentra en guerra con todos los bandos. En este apartado repasaremos la rama yihadista. Por un lado destaca el ya conocido Daesh, por otro lado, el Frente Al-Nusra, vinculado a Al-Qaeda, y que mantiene relaciones con el Ejército Libre Sirio.

Daesh: qué es y cómo funciona

Hace apenas dos años que en nuestros medios empezó a sonar el nombre del Estado Islámico, que ahora todos llaman Daesh. Este grupo nació en los albores de la guerra de Irak, allá por 2003; no es nada nuevo. En un principio se alió con Al-Qaeda para combatir la invasión extranjera. Durante diez años ambos grupos hicieron un flaco favor a los invadidos, ya que asesinaron a miles de civiles en el país. El 9 de junio de 2014, el Daesh tomó la tercera ciudad iraquí más grande, Mosul. Y lo hizo en parte gracias al apoyo de milicias tribales suníes que estaban cansadas de la represión chií durante diez años. Y es que, desde que Estados Unidos colocó en el poder al primer ministro Iyad Allawi en 2003, todos los que le siguieron también fueron chiíes, en un país con casi la mitad de población suní. Finalmente, unos días después, el 29 de junio de 2014, el líder del Daesh, Abu Bakr Al-Baghdadi se autoproclamó califa con el nombre de Ibrahim y declaró su intención de crear un califato que englobaría a todo el mundo musulmán. Al-Qaeda ordenó su disolución, pero Al-Baghdadi se negó y ambos grupos cortaron lazos.

Al igual que Al-Qaeda, también el Daesh fue apoyado en sus inicios por Estados Unidos. Según afirma el historiador Robert Freeman, durante el régimen de Saddam Hussein en Irak no existían grupos terroristas, aunque el gobierno fuera corrupto. Para hundirlo, Estados Unidos favoreció el crecimiento de estas organizaciones colocando el poder en manos chiíes. Respecto a Siria, Freeman afirma que de nuevo Washington armó y financió a los grupos yihadistas con el fin de derrocar a Bashar Al-Assad. También Turquía tiene mucho que ver en el crecimiento del Daesh. La primera gran victoria militar del grupo en Siria se produjo en Aleppo, ciudad situada al norte, cerca de Turquía y lejos de la frontera con Irak, de donde procede. Como veremos más adelante, el pueblo kurdo lucha contra este grupo y el gobierno turco no desea en absoluto la creación de un Estado kurdo, ya que incluye parte de su territorio. Por último, muchos de los “rebeldes moderados” a los que Occidente apoyó cuando comenzó la guerra civil siria acabaron en las filas del Daesh.

Ahora, desde hace unos meses, se ha popularizado el nombre de Daesh para referirse al Estado Islámico. La razón es su significado: “Daesh” son las siglas de su nombre en árabe, al-Dawla al-Islamiya al-Iraq al-Sham, pero, a la vez, esa palabra suena como otras con connotaciones peyorativas en esta lengua, como “el que aplasta algo bajo sus pies” o “el que siembra discordia”. Esto no gusta nada al grupo terrorista, ya que lo considera ofensivo y además no hace referencia a ningún califato ni Estado.

Pero, ¿qué defiende el Daesh? Ideológicamente se sitúa en el wahabismo y el salafismo, ramas fundamentalistas del islam que interpretan literalmente las leyes islámicas y los textos sagrados, sacándolos de contexto y considerándolos una transmisión directa de Alá a Mahoma. Todo ello con el fin de revivir el esplendor pasado del islam. Los wahabíes abogan por la aplicación estricta de la sharía y buscan restaurar la “pureza” del islam. La corriente wahabí creció exponencialmente en los años 70 gracias a la Casa de Saud, es decir, la familia real de Arabia Saudí. En este país, cuyo sistema de gobierno es una monarquía absoluta, impera esta ley.

El Frente Al-Nusra: Al-Qaeda en Siria

Continuando con la rama islamista de la guerra civil siria, el principal grupo armado de la oposición es el Frente Al-Nusra, que combate en Siria y en el Líbano. Su objetivo es el mismo que el del Daesh: la implantación de un Estado Islámico bajo la sharía. La diferencia es que Al-Nusra asegura que no pretende atacar a Occidente y que las medidas que impondría en Siria serían graduales, educando previamente a la población. Este frente se creó el 23 de enero de 2012 y en diciembre Estados Unidos ya lo declaró grupo terrorista. Sin embargo, Al-Nusra también lucha contra el gobierno de Bashar Al-Assad.

La principal diferencia entre el Daesh y el Frente Al-Nusra radica en el método. La rama de Al-Qaeda trata de mantener buenas relaciones con los grupos de la oposición siria y colaborar con ellos. Sin embargo, en febrero de 2014, Al-Qaeda rechazó establecer cualquier tipo de lazo con el Daesh, un grupo que parece disfrutar estando en guerra con todos los bandos de la guerra civil. Al-Qaeda, y también Al-Nusra, consideran ilegítimo el Estado Islámico proclamado por el Daesh, aunque ideológicamente su objetivo es el mismo.

Financiación a base de secuestros y venta de petróleo

Una vez comprendidas las distintas facciones que luchan en Siria y las diferencias y semejanzas entre el Daesh y el Frente Al-Nusra, es importante conocer la forma de financiación que tiene cada uno de estos grupos. Teniendo en cuenta que su ideología es similar y su gran diferencia es el modus operandi, ¿cómo reúnen el dinero necesario para combatir y llevar a cabo atentados terroristas?

Según la analista internacional y experta en financiación del terrorismo Loretta Napoleoni, con la guerra civil siria, el negocio de los secuestros creció exponencialmente en el país. Daesh y Al-Nusra son expertos en negociar con las potencias y utilizar los rescates como moneda de cambio. Por lo tanto, una de las vías de financiación de ambos grupos son los secuestros. Sin embargo, mientras el Frente Al-Nusra se ha centrado en el valor económico de los mismos, liberando generalmente a los rehenes tras recibir el importe acordado, el Daesh extiende sus intereses al ámbito político. Este es el motivo por el que por algunos ciudadanos ha exigido sumas impagables, como en el caso de los japoneses decapitados en enero de 2015, Kenji Goto y Haruna Yukawa, por los que el grupo exigió 200 millones de dólares.

Otra importante vía de financiación de estos grupos terroristas es la venta de petróleo. Al-Nusra en Siria y el Daesh en Irak y Siria controlan amplias zonas con pozos petrolíferos. Esto les permite explotar por sí mismos el crudo y venderlo después en el mercado internacional. Pero ¿quién se lo compra? El mercado de petróleo está principalmente controlado por Estados Unidos, por lo que el crudo acaba generalmente en manos de multinacionales petroleras occidentales. Según informaciones recogidas por El Economista, el Daesh se encuentra ahora entre los nueve mayores productores de petróleo del mundo, generando entre 1,5 y 2 millones de barriles al día.

Entre los compradores del petróleo que los terroristas obtienen está ExxonMobil, propiedad de Rockefeller, que es la comercializadora principal del crudo que roba el Frente Al-Nusra en Siria. En el caso del Daesh, la principal multinacional que gestiona su petróleo es Aramco, que se encuentra en manos estadounidenses y saudíes.

Por último, es importante mencionar los ingresos que los grupos yihadistas reciben del tráfico de personas, aprovechando la situación de guerra. Según Loretta Napoleoni, cobran entre 5.000 y 7.000 euros a cada refugiado sirio por llevarle hasta las costas de Grecia.

Apoyos regionales e internacionales

Además de los ingresos que los grupos yihadistas obtienen por sí mismos, debemos tener en cuenta la financiación que reciben o han recibido por otro lado. Nos referimos al apoyo tanto económico como logístico y armamentístico por parte de importantes personalidades de las monarquías del Golfo, especialmente de Arabia Saudí, aunque el apoyo directo de los Estados es difícil de probar. Hace apenas unos meses, el 26 de octubre de 2015, el príncipe saudí Abdulmohsen bin Walid bin Abdulaziz fue detenido en el aeropuerto de Beirut cuando se disponía a transportar en su avión privado dos toneladas de la droga Captagon, muy utilizada por el Daesh. Además, no podemos olvidar que tanto la ideología del Daesh como la del Frente Al-Nusra es el wahabismo, y recordemos que ésta es la religión imperante en Arabia Saudí. No es de extrañar, por lo tanto, que durante años este país aliado de Occidente haya financiado directamente a estos grupos terroristas con el fin de desestabilizar la región y evitar el desarrollo de las democracias y del islam moderado. Sin embargo, actualmente el Daesh considera a Arabia Saudí un régimen corrupto y vendido a las potencias extranjeras. Esto no gusta a la familia Al-Saud y sólo recientemente ha reconsiderado su postura y ha hecho un llamamiento para cortar la financiación al Daesh.

Respecto a la filial de Al-Qaeda en Siria, en 2012 el ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, declaró: “El Frente Al-Nusra hace un buen trabajo en Siria”. En diciembre de ese mismo año, Estados Unidos incluyó al grupo en la lista de organizaciones terroristas. Pero el motivo por el que lo incluyó fue porque éste declaró su alianza con Al-Qaeda. Y es que la visión occidental que se tiene de Al-Nusra es más positiva que la del Daesh. Como sus miembros combaten principalmente contra Al-Assad, el enemigo es común. No se debe olvidar que, además, la figura y el gobierno de Bashar Al-Assad representan el otro bloque de potencias, encabezado por Rusia, Irán y China. Por lo tanto, Al-Nusra es considerado lo “menos radical dentro del radicalismo islámico”. Es decir, la expansión del Daesh ha hecho más bueno al Frente Al-Nusra a ojos de los occidentales.

Su principal apoyo regional también son los países del Golfo, pero, a diferencia del Daesh, Arabia Saudí considera a Al-Nusra un digno representante de su ideología fundamentalista. Por ello, este país, aliado de Occidente, hace caso omiso a las recomendaciones de sus colegas sobre dejar de financiar a estos grupos. Lo mismo sucede con Turquía, cuyo gobierno está interesado en debilitar lo máximo posible al pueblo kurdo que lucha contra los grupos yihadistas.

En definitiva, si estos grupos terroristas son tan poderosos actualmente es porque alguien les ha ofrecido apoyo durante años. Y ésos son los países del Golfo Pérsico, amén de la Unión Europea y Estados Unidos al vender armamento a estos países a sabiendas de que terminaría en manos terroristas. Esto sin contar con el apoyo directo de Estados Unidos y Europa a grupos rebeldes en Siria considerados al principio moderados y que después se han ido radicalizando hasta unirse a las filas del Daesh o Al-Nusra.

Relaciones con el Ejército Libre Sirio

A pesar de su potencia individual, los grupos yihadistas también necesitan mantener relaciones con el resto de facciones de la guerra civil siria. El principal grupo de oposición contra Bashar Al-Assad continúa siendo el Ejército Libre Sirio (ELS), la oposición oficial apoyada por las potencias occidentales. Al principio, sus filas estaban integradas por opositores moderados. Sin embargo, con el paso de los años, no son pocos los oficiales que las han abandonado y se han alistado en otras formaciones, entre ellas Al-Nusra y el Daesh. Por lo tanto, gran parte de las armas que Occidente entregó al ELS en su día ha acabado en manos yihadistas. A pesar de todo, Estados Unidos ha continuado entrenando a rebeldes sirios con el supuesto fin de terminar con el Daesh.

Al englobar tantas y tan distintas brigadas, el Ejército Libre Sirio mantiene relaciones con el Frente Al-Nusra y el Daesh, aunque de manera independiente y nunca como un grupo cohesionado. El objetivo compartido con Al-Nusra, el derrocamiento de Al-Assad, hace evidente su mayor inclinación hacia esta organización. De hecho, cada vez más miembros del ELS desertan y se unen a las filas de la filial de Al-Qaeda en Siria. Además, Al-Nusra y algunas facciones del ELS han cooperado en ataques conjuntos en más de una ocasión, como en las ofensivas en el norte de la Gobernación de Idlib que comenzaron en marzo de 2014.

Sin embargo, no es la misma relación la que existe entre el Ejército Libre Sirio y el Daesh. Desde su aparición en Siria, el grupo yihadista ha desestabilizado aún más el país y sin beneficiar en concreto a ninguna de las facciones. Desde enero de 2014 se han producido importantes batallas en el norte y el este de Siria para expulsar al Daesh, en las que también ha participado el Frente Al-Nusra.

Como ya hemos visto, el Ejército Libre Sirio está formado por muchas y muy distintas brigadas, que van desde las que luchan por una Siria democrática a las que persiguen la creación de un Estado Islámico. Al comenzar la guerra, tanto la oposición siria como las potencias occidentales aprobaban estas diferencias, ya que el objetivo a corto plazo era el mismo: derrocar a Bashar Al-Assad. Sin embargo, uno de los principales motivos por los que el ELS se ha debilitado y probablemente termine desapareciendo son esas diferencias irreconciliables. Es también la razón por la que Occidente ya no confía tanto en este ejército, a pesar de que Estados Unidos continúa apoyándolo económicamente y entrenando a sus combatientes. Si se consigue el objetivo y el régimen de Al-Assad cae, ¿qué tipo de Estado se creará? Todo parece indicar que después llegaría otra serie de conflictos entre las propias facciones que un día conformaron la “oposición moderada”. De cualquier manera, lo que sí será seguro es que el país probablemente quedará ingobernable, como Irak o Afganistán, y eso permitirá tanto a los grupos yihadistas como a las multinacionales de petróleo y gas explotar los pozos con absoluta libertad.

Artículo original en DisparaMag el 15/02/2016 como parte del dossier ‘Los conflictos de Siria’.