Tu mirada se ilumina
junto a la barra de un bar,
y todo mi mundo brilla,
tu mirada y nada más.
La comida, bien copiosa,
nos alimenta genial,
y tus manos, generosas,
me ofrecen un trozo más.
Tus manos suaves, tus manos,
me empiezan a acariciar,
revolucionan recuerdos,
me llevan a otro lugar.
Tu aroma dulce, de miel,
embriaga todo mi ser,
me traslada, me transporta
junto a tu lecho, en tu piel.
Allí donde las heridas
se camuflan con pasión,
donde placer y lujuria
resucitan tu colchón.
Donde la vida renace
junto a gotas de sudor,
donde nada más existe
y ya no anhelo el amor.
Y tu mirada me lleva
de vuelta a nuestro rincón,
en la barra de este bar
donde no sobra el alcohol.
Y en mi soledad me miro
en el espejo del sol,
pregunto cuál es la llave
que abre tu corazón.