«Cada 48 segundos una persona muere por hambre en África Oriental. Se trata de la peor sequía en 40 años en una zona que, además, importa el 90 % de su trigo de Rusia y Ucrania»
Las consecuencias de la guerra en Ucrania son cada vez más catastróficas, no solo dentro del país, sino en otros lugares. Como de costumbre, Europa vive inmersa en su propio ombligo y olvida los compromisos internacionales que ha adoptado para mirar de nuevo su ombligo. Es cierto que los precios de muchas materias primas procedentes de Ucrania han aumentado de forma exponencial y preocupante, pero no solo aquí. Los países de África Oriental están viviendo una hambruna extrema como consecuencia, en último lugar, de una guerra sobre la que ni siquiera se han pronunciado.
La crisis humanitaria silenciada
Según un informe de Oxfam Intermón y Save the children, cada 48 segundos una persona muere por hambre en África Oriental. Se trata de la peor sequía en 40 años en una zona que, además, importa el 90 % de su trigo de Rusia y Ucrania. En apenas un mes, los países ricos movilizaron 16.000 millones de dólares para apoyar a Ucrania. La ONU lleva tiempo reclamando apenas 4.400 millones para la situación de emergencia de los países de África Oriental, de los que se ha recaudado solamente el 2 %.
Esto demuestra que todo es cuestión de voluntad, pero, desgraciadamente, también de intereses geopolíticos y económicos. Las ONG apelan al cumplimiento de los compromisos internacionales y recuerdan que se prevén unos 5,7 millones de niñas y niños con desnutrición aguda para finales de 2022. El director general de Save the children, Andrés Conde, asegura a Europa Press que «la crisis nutricional de la que estamos hablando es la mayor amenaza global para la vida de los niños y las niñas en este momento» y que «no hay nada de esta escala, ni conflictos armados, ni ninguna crisis parecida».
Unos contaminan, otros pagan
Hace ya muchos años que se sabe que la existencia del hambre en el mundo es un fracaso político y humano, sobre todo cuando se compara con la cantidad de recursos que se desperdician en los países ricos y que cubrirían de sobra la demanda. También sabemos que el cambio climático está provocado principalmente por los países del norte del planeta, pero las consecuencias son y serán mucho más duras en el sur. En el caso de África Oriental, es una de las regiones que menos contribuye al cambio climático en el mundo y, sin embargo, ya se dejan notar los efectos y la situación irá a peor.
Por ello, una de las reclamaciones que se hacen es que los países ricos más contaminantes compensen a los de África Oriental por el cambio climático y les condonen la deuda en el periodo 2021-2022. Además, la emergencia humanitaria del Sahel se debe tratar con la misma urgencia con la que se abordaron la pandemia y, más recientemente, la guerra en Ucrania. En esa zona, cuatro millones de niños y niñas menores de cinco años —más de un tercio— pueden morir de hambre en las próximas semanas.
La responsabilidad de ONG y gobiernos
No obstante, también hay exigencias para las ONG y los gobiernos locales. En primer lugar, el informe destaca que donantes y ONG continúan sin priorizar ni dar protagonismo a las organizaciones locales que se encuentran en primera línea, lo que, sin duda, ralentiza el proceso. Así, piden que se garantice la flexibilidad de los fondos para poder destinarlos a donde más se necesiten y exigen que los donantes destinen al menos el 25 % a organizaciones locales.
Por otra parte, los propios gobiernos deben asumir sus responsabilidades e invertir en agricultura y protección social, ya que, por lo general, han retrasado su respuesta. El informe solicita a los gobiernos de Kenia, Etiopía y Somalia aumentar esas redes de protección social e invertir, como mínimo, el 10 % en agricultura. Además, generalmente, estos gobiernos también han minimizado la dimensión de la crisis. De hecho, en Somalia, el gobierno tan progresista de Biden en Estados Unidos ha vuelto a enviar tropas, después de la retirada de Donald Trump en 2020, para luchar contra el grupo terrorista Al Shabab, muy presente en el país. Por su parte, el presidente somalí recién electo, Hassan Sheikh Mohamud, ha dado las gracias a Biden y ha agradecido el envío. Lo grave es que, mientras tanto, las principales causas de muerte entre la población civil están relacionadas con la hambruna, para la que apenas se envían recursos.
Mali expulsa a Francia
Un ejemplo de todo lo contrario es lo que está sucediendo en Mali, país situado en África Occidental y en pleno cinturón del Sahel. La cooperación militar entre Francia y su excolonia ha llegado al límite tras una serie de acontecimientos, como las acusaciones de espionaje contra Francia por su presencia en zonas no autorizadas y bajo control del gobierno maliense. A todo esto se unió una ola de manifestaciones en la capital, Bamako, contra la presencia francesa y celebrando su retirada.
París y sus aliados habían lanzado una intervención en Mali en 2013, también para luchar, supuestamente, contra los grupos terroristas Al Qaeda y Daesh. Sin embargo, como hemos visto, los intereses económicos van por encima de cualquier interés humano, y por ello hay que mencionar las ricas minas de uranio existentes en Níger, país limítrofe, operadas principalmente por empresas francesas, como Areva. También allí China explota sobre todo petróleo. Asimismo, hay que destacar la riqueza de oro en Mali, aunque Francia asegura no explotar esas minas.
Artículo original en Nueva Revolución el 02/06/2022, como parte de la sección 30 días, 30 voces.