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Es habitual que a las mujeres se las asocie con la intuición y a los hombres con la razón. En Expediente X es precisamente todo lo contrario.

Este 2023 se cumplen 30 años del estreno de una de las series más conocidas de la televisión, con un notable éxito en los años 90: Expediente X. Sus capítulos abordan todo tipo de casos paranormales, muy en boga en las últimas décadas del siglo XX: ovnis, mitos de culturas ancestrales, sectas (con su componente mágico), habilidades extraordinarias… La serie ha continuado de manera intermitente prácticamente hasta nuestros días, con su última temporada en 2018. Sin embargo, si hay algo realmente interesante en Expediente X es uno de sus personajes, aquella que ha dado nombre a un fenómeno que resultó todo un hito para esa década: el efecto Scully.

Fe versus razón

Para quienes no estén familiarizados con la serie, sus protagonistas son Dana Scully (Gillian Anderson) y Fox Mulder (David Duchovny), ambos agentes del FBI. Él era muy valorado en el cuerpo hasta que empezó a interesarse demasiado por los expedientes sin resolver, caracterizados por aspectos paranormales y siempre adoptando una visión creyente (su hermana fue aparentemente abducida cuando él era un niño). Scully estudió ciencias físicas y escribió la tesis La paradoja de los gemelos de Einstein: una nueva interpretación. Luego estudió medicina en la Universidad de Maryland y se especializó en patología forense. Debido a sus excelentes credenciales, fue reclutada por el FBI para aportar su visión científica en un proyecto que engloba los llamados «expedientes X». Cuando comienza la serie, precisamente le encargan analizar desde un enfoque científico todos esos casos paranormales que investiga Mulder.

Así, cada capítulo es un desafío constante entre la fe ciega de Mulder y el razonamiento y escepticismo de Scully. Aquí ya se aprecia un aspecto interesante desde el punto de vista feminista. Es habitual que a las mujeres se las asocie con la intuición y a los hombres con la razón. En Expediente X es precisamente todo lo contrario. Mulder cree y Scully necesita pruebas muy claras para creer y, a pesar de vivir experiencias realmente paranormales sin aparente explicación, ella permanece escéptica, a la espera de pruebas concluyentes. Además, en las pocas ocasiones en las que aparecen comentarios o situaciones sexistas —algo muy propio de la ficción de los 90—, es para rebatirlos de alguna manera, a veces con el enfrentamiento directo de ella.

El efecto Scully: más científicas

Todo esto provocó el conocido como efecto Scully: la influencia y motivación que tuvo este personaje racional y escéptico en toda una generación de niñas que eligieron carreras científicas. En el año 2018, The Geena Davis Institute on Gender in Media, 21st Century Fox y J. Walter Thompson Intelligence publicaron un estudio acerca de este efecto y llegaron a varias conclusiones. En primer lugar, la importancia de destacar en las mujeres atributos diferentes a la belleza y la apariencia. Así, los más importantes de Scully son la confianza, el escepticismo, la objetividad y, por supuesto, una inteligencia brillante. Como comentábamos antes, su personaje es una revolución en plena década de los 90 e invierte los roles de género tradicionales. Frente a la intuición, la creencia y la fantasía de Mulder —rasgos típicamente atribuidos a las mujeres—, Scully es escéptica, científica, inteligente y una figura de autoridad, cuyos diagnósticos y valoraciones se tienen en cuenta.

Además, según el mismo estudio, nada más y nada menos que el 63 % de mujeres encuestadas dijo que Scully aumentó su creencia en la importancia de los campos científicos, el 43 % consideró dedicarse a alguno de ellos y el 27 % estudió alguna carrera relacionada. Además, muchas mujeres incrementaron su confianza y apostaron por profesiones desempeñadas mayoritariamente por hombres, teniendo que enfrentarse a lo que Scully se enfrenta en más de una ocasión. De hecho, en algún capítulo concreto el personaje confiesa abiertamente lo difícil que es abrirse paso en un mundo de hombres.

Las sombras de Expediente X

En definitiva, es innegable el papel que este personaje ha tenido en la visibilización de las mujeres científicas en la ficción y hay que repetir lo revolucionario que fue esto en la década de los 90. Aun así, Expediente X también tiene sus sombras. Aunque Dana Scully representa todo lo anterior, es cierto que la serie varía un poco a medida que pasan las temporadas y la propia Gillian Anderson criticó que su personaje fuera a menudo utilizado como un gancho con giros imprevistos, algo que no ocurría con Mulder.

Por otra parte, es de justicia reconocer algunas desvergüenzas de la producción de la serie. En 2014, Anderson contó que la diferencia de salario entre ella y su compañero al principio era «enorme» y tardó tres temporadas en recibir una cantidad similar a la de él. Sin embargo, lamentó que esto era una constante y algo totalmente normalizado en Hollywood en ese momento. Con el regreso de Expediente X en 2016, de nuevo denunció que la Fox quería pagarle la mitad que a Duchovny y ella puso como condición la igualdad de salario, algo que finalmente se cumplió: «Fue sorprendente para mí, dado el trabajo que me llevó que nos pagaran lo mismo en el pasado. […] Especialmente en este momento en que las mujeres están hablando sobre la realidad de la desigualdad de salario en este negocio, creo que es importante que se nos escuche».

Por si esto fuera poco, la actriz también contó que en los inicios de Expediente X el estudio le pedía que se quedara por detrás de su compañero ante la cámara: «Quizá era suficiente cambio ver que una mujer tenía estas conversaciones intelectuales con un hombre delante de las cámaras, y seguro que la audiencia no podía lidiar con el hecho de que caminaran uno al lado del otro», dijo irónicamente en una entrevista en The Daily Beast. «No sé cuánto tiempo duró o si cambió porque llegó un momento en el que dije: “Joder, no”. No recuerdo a nadie diciendo: “Vale, ahora puedes caminar a su lado”. Me imagino que tendría más que ver con mi intolerancia y mis agallas que con una concesión».

De cara a la undécima temporada, en 2018, Anderson también tuvo palabras de crítica, esta vez en referencia a los guionistas, ya que todos eran hombres. En un tuit, añadió: «Y 2 de los 207 episodios dirigidos por mujeres. Estoy deseando que llegue el día en el que los números sean diferentes».

Artículo original en Nueva Revolución el 03/08/2023.