Abu-Baker

Apoyamos el asesinato de Abubaker y de todos los aficionados palestinos del Chelsea en Gaza. Así interpreté la declaración de mi club de fútbol en Twitter tras el estallido de la guerra israelí en Gaza el 7 de octubre.

Entre las muchas cosas que levantan pasiones en este mundo, sin duda el fútbol es una de las más importantes. Grandes negocios y mafias aparte, el sentimiento que provoca en muchas personas aficionadas es a veces un bote salvavidas ante dificultades de la vida. Abubaker Abed es el protagonista de esta nueva entrega de Voces palestinas. Es un joven de veinte años procedente del campo de refugiados de Deir El-Balah y desde los nueve ha sido un fiel seguidor del fútbol inglés, especialmente del Chelsea FC. Entre sus objetivos se encuentra el de llevar a la comunidad futbolística palestina al nivel internacional. «Es la definición de esperanza en mi propio diccionario», afirma.

En su artículo publicado en We Are Not Numbers el pasado 8 de febrero describe el impacto que el Chelsea ha tenido en su vida, las alegrías que le han traído sus victorias en una vida nada fácil en la Franja de Gaza, pero también la decepción, desazón y profunda tristeza que le ha provocado saber que su club favorito defiende a ultranza a Israel y «quiere matarle», a diferencia de otros clubes como el Liverpool, cuyos fans han demostrado una humanidad y solidaridad admirables.

Mi club de la infancia quiere matarme

Apoyamos el asesinato de Abubaker y de todos los aficionados palestinos del Chelsea en Gaza. Así interpreté la declaración de mi club de fútbol en Twitter tras el estallido de la guerra israelí en Gaza el 7 de octubre. Después de doce años de amor y devoción, nunca esperé que mi club quisiera matarme.

Cuando el Chelsea publicó lo que yo y muchos otros creemos que es una declaración hipócrita una semana después de que estallara la guerra, recargué la página de Twitter dos veces para asegurarme de que era real. La declaración no contenía ninguna condena explícita o implícita al asesinato de palestinos por parte de Israel y transmitía un mensaje claro de apoyo a la defensa de Israel. Lo que más me duele es el hecho de que ningún otro club, excepto el Chelsea, haya emitido otra declaración después de la declaración conjunta de la Premier League y la FA manteniéndose neutrales entre las dos partes. Fue repugnante y desgarrador que el Chelsea apoyara el genocidio contra mí en particular y contra todos los palestinos y palestinas.

Aquí está la declaración conjunta:

«La Premier League está consternada y entristecida por la escalada de la crisis en Israel y Gaza y condena enérgicamente los horribles y brutales actos de violencia contra civiles inocentes. Esperamos la paz y nuestro más sentido pésame está con las víctimas, sus familias y las comunidades afectadas. Como muestra de respeto a todos los afectados, los jugadores, entrenadores y árbitros de la Premier League llevarán brazaletes negros y guardarán un momento de silencio en los partidos que tendrán lugar del sábado 21 al lunes 23 de octubre. La Liga también hará una donación a la Cruz Roja Británica para apoyar los esfuerzos de ayuda a quienes lo necesitan con urgencia».

Y esto es lo que el Chelsea sintió que debía agregar:

«El Chelsea FC está enormemente entristecido por la enorme pérdida de vidas tras los ataques del fin de semana pasado contra Israel. Apoyamos a la comunidad judía en Londres y en todo el mundo frente a la creciente ola de antisemitismo, contra la cual hemos luchado durante mucho tiempo. Nos uniremos a nuestros clubes colegas de la Premier League para recordar todas las vidas inocentes perdidas recientemente en Israel y Gaza en Stamford Bridge cuando juguemos contra el Arsenal».

Estoy indignado. Más dolido que nunca. Cuando recuerdo todo lo que pasamos juntos, los momentos en que los animé… ¡y mis rugidos cuando metían un gol!

El Chelsea había sido mi equipo y mi vida

Dejar el club de esta manera me hace llorar desconsoladamente, especialmente desde que celebramos el segundo trofeo de la Liga de Campeones de la UEFA contra el Manchester City hace casi dos años. El Chelsea no era solo mi equipo; era literalmente mi vida. El color de mi dormitorio es azul. Mi cama es azul y tiene el logo y las letras del Chelsea, hechas de madera. La cosa no quedó ahí: solo buscaba ropa azul cuando iba de compras.

El bloqueo israelí de la Franja de Gaza, que ya dura más de 16 años, normalmente mata nuestra alegría al imponer restricciones estrictas a la vida de la gente en Gaza. Pero el club que comencé a amar en 2011 trajo felicidad a muchos de mis días. Tenía nueve años cuando vi, en una pantalla en blanco y negro, el legendario gol del empate de la leyenda del Chelsea, Didier Drogba, en la victoria de la Liga de Campeones en 2012 contra el Bayern de Múnich.

Crecí viendo a los azules revivir después de la gran decepción de 2016 y conseguir el título de la Premier League en 2017. Incluso repartí trozos de chocolate para celebrar la victoria. Otro momento memorable de esa época fue cuando me quemé el muslo derecho con té caliente por la emoción por el gol de Diego Costa contra el Everton en su victoria en casa por 5-0 en la liga en 2016/17. Decir adiós a mi jugador favorito, Eden Hazard, en el triunfo de la final de la Europa League de 2019 contra el Arsenal de Londres fue agridulce. Mi amor por el Chelsea siempre fue creciendo, especialmente después de su temporada estelar en 2021 para ganar el segundo trofeo de la Liga de Campeones de la UEFA bajo el mando de Thomas Tuchel.

Aunque escribiera un millón de palabras, nadie entendería jamás lo que realmente ha significado el Chelsea para mí. Es una mezcla de amor complejo y elegante. Siempre me aconsejaron no dar demasiado a la otra parte en una relación amorosa. No escuché y seguí mi corazón, dando demasiado y más de lo que debía. Ahora estoy pagando por ello. Estoy totalmente desconcertado y arrepentido. Incluso cuando el Chelsea atravesaba malas temporadas, me quedaba despierto en las noches frías y oscuras con la pobre batería de un ordenador portátil y una conexión a Internet inestable para verlos jugar.

El Chelsea apoya el genocidio contra mí y mi pueblo

Según el último informe estadístico del Euro-Med Human Rights Monitor, la agresión israelí a Gaza ha matado a más de 35.000 personas y ha herido a más de 67.000. Hasta ahora ha destruido completamente más de la mitad de las viviendas en la Franja de Gaza. El último partido que vi del Chelsea fue su derrota en casa por 1-0 en la liga contra el Aston Villa el pasado septiembre. No lo vi en casa. Lo disfruté yendo a la torre Al Watan en Gaza con uno de mis mejores amigos, Hamza. La torre es ahora un montón de escombros tras un enorme ataque israelí en los primeros días de la guerra en Gaza.

Realmente no sé cómo lo hizo el Chelsea, pero creo que el amor de un club así me embaucó. Aquí es cuando más duele la traición. Resulta que el club del que me enamoré durante más de doce años ha estado llevando una máscara falsa durante todo este tiempo.

Los aficionados del Liverpool sustituyeron el dolor por amor y solidaridad

Los aficionados del Chelsea no nos mostraron ningún tipo de apoyo. Sin embargo, el Liverpool me atrae con pura emoción y puro amor tras el enorme apoyo de sus aficionados a Palestina y Gaza durante los últimos cuatro meses. Ben, un gran fan del Liverpool en Inglaterra, trabajó inmensamente con otro fan del Liverpool, Sajad, para darme un hermoso regalo a petición mía en Twitter. Era una foto enmarcada de mi hermano menor Ali, un gran aficionado del Liverpool, tomada frente al estadio de Anfield en Inglaterra. La historia fue muy popular y obtuvo cobertura en BBC News y en el podcast Anfield Talk.

Fuimos bombardeados con mensajes de apoyo y cariño de los aficionados del Liverpool. Honestamente, lo que he visto de los fans del Liverpool durante los últimos cuatro meses es para mí más valioso y honorable que lo que el Chelsea me ha hecho a lo largo de doce años. El regalo de Ben y Sajad el 7 de noviembre nos ayudó a olvidarnos de la guerra y aferrarnos a un momento de alegría. Puso una sonrisa inolvidable y sin precedentes en el rostro de Ali.

Ahora estoy pensando en escribir una tesis sobre el complejo y tremendo amor que sentí por el Chelsea y cómo eso cambió en un momento de pura traición. Sin embargo, todavía no entiendo ni soy completamente consciente de que el club que yo consideraba mi alma gemela quiera matarme. ¿Quizás si fuera un ucraniano con ojos azules y cabello rubio me mostraría amor o apoyo? Mi corazón todavía sangra. Tengo el corazón partido.

Artículo original en Nueva Revolución el 27/02/2024.